El abandono de la Unión Europea por parte de Gran Bretaña supondrá un grave problema en el ámbito comercial, que afectará también a las empresas ourensanas, ya que se trata del cuarto país por orden de importancia en los que se establecen negocios. Según datos del ICEX, son alrededor de sesenta las compañías de la provincia que compran o venden en Reino Unido, en tanto que cerca de un centenar de empresas británicas tienen relación comercial con la provincia de Ourense. Por ello, la aplicación del brexit, bien en su versión blanda (la pactada entre la UE y el Gobierno británico) o en el abandono drástico a partir del próximo 30 de marzo, es preciso que las empresas elaboren planes de contingencia para hacer frente “a una situación dura”, según dijo en la CEO Sergio Prieto, director territorial de Comercio e ICEX en Galicia. Lo hizo en el transcurso de una jornada dedicada al brexit, organizada por la CEOE, la Secretaría de Estado de Comercio y el ICEX España Exportación e Inversiones, con la colaboración de la CEO y Aduanas e Impuestos Especiales.
Estuvieron presentes el subdelegado del Gobierno, Emilio González Afonso; la delegada de la Agencia Tributaria en Ourense, Carmen Pintos, junto con la contadora de la CEO, Rosa María Sánchez Gándara, que hizo la presentación y condujo el acto. Como ponentes participaron el propio Sergio Prieto y Jaime Gayá, jefe de la Dependencia Regional de Aduanas e Impuestos Especiales en Galicia.
De la importancia y complejidad de la situación creada dan idea el hecho de que ahora mismo “hay más de 30.000 empresas españolas que tienen o hacen negocios con Gran Bretaña, y más de 17.000 empresas británicas con presencia en España, que necesitarán un marco de relación nuevo que habrá de ser establecido entre ambos países”, según apuntaron los ponentes. Las islas Británicas son el cuarto destino más importante para las exportaciones españolas, en tanto que son el sexto país en el orden de las importaciones a España. En cuanto a Ourense, son más de 150 las empresas que realizan negocio en ambos países, de las cuales el 60% son británicas y el 40% restante, de nuestra provincia, la mayor parte de ellas pertenecientes al sector de la pizarra.
Las primeras consecuencias en cualquiera de los casos en que quede establecida la fórmula de salida de Gran Bretaña de la UE, serán la imposición de aranceles, cambios en la movilidad de los trabajadores, cambios fiscales, divergencias regulatorias a medio plazo, aplicación de legislaciones diferentes en relación con las denominaciones de origen, patentes, marcas o tramitación de títulos para profesiones, junto con el impacto financiero para las empresas derivado del cambio entre la libra y el euro, ya que se prevé una fuerte devaluación de la moneda británica.
Prieto puso el acento en la falta de conciencia sobre el significado y alcance del brexit, ya que “tan sólo el 30 por ciento de las empresas españolas –casi todas multinacionales- han elaborado y desarrollado un plan de contingencias”, que consideró vitales para hacer frente a la situación que se viene encima. (Descargar Presentación ICEX)
En cuanto a los planes de contingencia, cuya derivada aduanera fue desmenuzada por Jaime Gayá, los expertos apuntaron a la necesidad de estudiar escenarios de posible aplicación. En este sentido, hablaron del caso noruego, en el que el Reino Unido impondría las mismas condiciones que tiene Noruega con la UE, con acceso al mercado interior para bienes industriales, pero con restricciones al sector agrícola y el de servicios, con la particularidad de que Noruega está asociado a Schengen y Gran Bretaña no quiere formar parte de este grupo. (Descargar Presentación Aduanas)
En el denominado fórmula suiza, Reino Unido aplicaría las mismas condiciones que tiene con el país helvético, sin aranceles para bienes, excepto para algunos productos agrícolas y con restricciones en los servicios. Caso Ucrania, que no es contemplado como alternativa para el Reino Unido, ya que no admite la jurisdicción del Tribunal de Justicia europeo. Se analizó también el caso turco, en el que existe unión aduanera, pero limita la libertad de elaboración para el Reino Unido de su propia política comercial. Y, por último, los casos de Canadá o Japón, en los que existen acuerdos comerciales con un alcance de amplio espectro y que se considera la opción más viable.
Al final, los asistentes, plantearon preguntas e inquietudes sobre la coyuntura que se creará a partir del 30 de marzo, sea cual sea la fórmula que impere para la materialización del abandono británico.